Darse cuenta – To realize

  • Por Gabriela Rodríguez de Miguel Heredia
  • 15 ene, 2018
Hoy desperté con entusiasmo. Me di cuenta de que nada fuera había cambiado pero mi mirada estaba puesta en algo diferente. Era la mirada despierta y curiosa del que sabe que está presenciando algo extraordinario. Todo en la vida es siempre nuevo excepto nuestro pensamiento que se repite y por eso estamos aburridos, ansiosos, e […]
Hoy desperté con entusiasmo. Me di cuenta de que nada fuera había cambiado pero mi mirada estaba puesta en algo diferente. Era la mirada despierta y curiosa del que sabe que está presenciando algo extraordinario.
Todo en la vida es siempre nuevo excepto nuestro pensamiento que se repite y por eso estamos aburridos, ansiosos, e insatisfechos. En realidad no de la vida sino de nosotros mismos.
Es muy interesante observar los pensamientos, no porque estos sean interesantes, sino porque su observación nos permite descubrir la abstracción a través de la cual vivimos.
Observar la mente en calma es como contemplar el océano desde la orilla una mañana de calma, inmóvil y cristalino hasta el horizonte. Entonces un pensamiento surge como una gota que se evapora, condensa y se queda suspendida sobre el océano.  La atención se concentra en esta gota de agua y pierde de vista el océano. Entonces, si uno está atento puede darse cuenta y salir de la pequeña y densa gota para volver a habitar su espaciosa naturaleza de océano.
Esta atención enfocada en un pensamiento tienen un efecto muy interesante en el cuerpo; los músculos se contraen, el estómago se calienta, la respiración se acelera… Y cuando el flujo de pensamiento es constante, esta tensión se hace crónica y todos los eventos los vivimos desde este punto de partida de tensión.
Darse cuenta, es en sí mismo, liberador. En ese instante desaparecen los límites que antes te apresaban, y aunque en el momento no desaparezca el entumecimiento y los dolores por haber estado encerrado durante tiempo, uno empieza a relajarse; la mandíbula, los hombros, el estómago, las piernas… La respiración se hace presente y uno puede disfrutar de su movimiento.
El ejercicio de darse cuenta nos va colocando cada vez más y más presentes aquí donde el regalo de la vida se encuentra, y nos permite sentir el vasto océano, cristalino y de gran quietud, del que todo viene, y al que todo va.
 
Today I woke up with enthusiasm. I realized that nothing outside had changed but my gaze was on something different. It was the awake and curious look of the one who knows that he is witnessing something extraordinary.
Everything is new except our thoughts that are systematically repeated and that is why we are bored, anxious, and dissatisfied. Actually not of life but of ourselves.
It is very interesting to observe your own thoughts, and not because they are interesting, but because the observation allows us to see the abstraction through which we live.
We are in the presence of a vast ocean, crystalline and very quiet. Then a thought emerges as a drop that evaporates, condenses and stays suspended over the ocean. The attention is concentrated on this drop of water and it loses sight of the ocean. Then, if one is attentive, can realize and leave the small and dense drop to re-inhabit its spacious nature of infinite ocean.
This attention focused on a thought has a very interesting effect on the body; the muscles contract, the stomach heats up, the breathing accelerates … And when the flow of thought is constant, this tension becomes chronic and all the events are lived from this starting point of tension.
Realize, it is in itself, liberating. At that moment the limitation that previously took you away disappears, and although at the moment the numbness and pains do not disappear because you have been locked up for a long time, you begin to relax; the jaw, the shoulders, the stomach, the legs … The breathing becomes present and one can enjoy its movement.
The exercise of awareness is placing us more and more present here where the gift of life is, and allows us to feel the vast ocean, crystalline and of great stillness, from which everything comes, and to which everything goes.
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